martes, 18 de agosto de 2015

Rebirthing

         Entre las muchas técnicas sanadoras que existen, el Rebirthing (renacimiento) es quizás una de las más fáciles, rápidas y saludables que se pueden encontrar, así lo corrobora mi experiencia personal y sinceramente debo decir que no soy objetivo, ya que para mi hubo un antes y un después tras haber experimentado con esta técnica.
El Rebirthing es un proceso de transformación personal que nos puede beneficiar en nuestra vida a cualquier nivel, físico, mental, emocional y espiritual.
         Esta herramienta se basa en una técnica respiratoria inspirada en antiguos métodos yóguicos  practicados hace más de 3.000 años ; recuperada para Occidente en los años 60 por Leonard Orr al que se le considera el padre del Rebirthing desde su establecimiento oficial en 1974 como una ciencia intuitiva que puede ser practicada por todo aquel que busque sanación y crecimiento espiritual.
         Básicamente consiste en una respiración circular y consciente, la práctica es simple y los resultados pueden ser muy beneficiosos. Respirar es la primera función que realizamos al nacer, además de ser la más importante -y si sabemos hacerlo bien- podemos recuperar mucha información relegada al olvido o al subconsciente.
         Al respirar captamos oxigeno y energía (prana). Mediante el oxigeno alimentamos todas y cada una de nuestras células en la inspiración y soltamos durante la expiración los deshechos (mediante esta función se excretan el 70% de las toxinas del cuerpo, el otro 30%  se excreta por el sudor, la orina y las heces). Desde otro nivel, con la respiración nos abastecemos de lo que se conoce en India como prana o en China como chi , la energía vital que mantiene el cuerpo con vida y saludable.
A través de la respiración hacemos que fluya por nuestro cuerpo tanto el oxigeno como la energía vital de manera que poco a poco nos vamos recargando de vida a la vez que soltando lo que ya no necesitamos.
         Al inhalar conectamos con cualidades vitales como son estados potenciales de salud, lo inmaterial, la belleza, la abundancia, y al exhalar podemos soltar lo ya pasado, lo negativo, la enfermedad, el dolor o la escasez.  La conexión con la energía vital que nos facilita la respiración en un entorno seguro nos puede llevar a una profunda experiencia de unión con el Universo o el Todo.

 Respiración circular y consciente
          En Rebirthing manejamos dos funciones automáticas en el ser humano que no obstante podemos controlar voluntariamente: la respiración y el pensamiento.
Cuando ponemos la atención en la respiración podemos tomar conciencia de bloqueos emocionales, mentales y físicos. Estos bloqueos suelen estar relacionados con lo que en Rebirthing se llama “los diez traumas o inhibidores de la felicidad humanos” que son : el trauma de nacimiento, la mentira personal,  el síndrome de desaprobación parental, el trauma de la escuela, el trauma de la religión, el impulso inconsciente de morir, el karma de vidas pasadas, la represión de lo femenino y el síndrome del salvador del mundo (esto merece un abordaje especial que haré en otro momento). Estos traumas se van creando desde el momento de nuestra concepción hasta los siete o diez años de nuestra infancia y nos condicionan para el resto de nuestra vida si no estamos alerta y tomamos conciencia de su existencia para así poderlos integrar y disolver. Se manifiestan en creencias limitantes y no reales que nos hacen llevar una vida de miedo y escasez.

Sesiones
Las sesiones de Rebirthing se pueden realizar en seco, en agua o en fuego (junto a una gran fogata). Para comenzar es recomendable hacerlas en seco, tumbado en una colchoneta a ser posible. La duración de la sesión es de 2 a 3 horas, durando un ciclo de respiración de 60 a 90 minutos y el resto del tiempo se dedica a la preparación al principio y a integrar lo aflorado, recomendar lecturas y ejercicios, al final de la sesión . El Rebirthing en agua se realiza en una bañera con un tubo de snorkel  y puede ser en agua caliente (emulando el vientre materno) o en agua fría (las diferentes temperaturas potencian y confieren matices distintos a la sesión, al igual que el uso del fuego).
En una sesión normal en seco se conecta la inhalación con la exhalación sin pausas entre ambas. La inhalación es activa y energética y la exhalación es pasiva y relajada, dejando que los pulmones se desinflen, sin pausa alguna se da comienzo a la siguiente inhalación. Normalmente se inhala y exhala por la nariz, hacerlo por la boca es a veces recomendable para deshacer patrones de ira y enfado.
        Para iniciarse en la práctica de Rebirthing es aconsejable realizar un ciclo de 10 sesiones con un renacedor profesional, para más adelante, si se desea, realizar otro ciclo equivalente con un renacedor de sexo opuesto, de manera que así se posibilita la activación de conflictos que el renaciente tiene con figuras de uno u otro sexo.

Beneficios del Rebirthing
         Entre los muchos beneficios que nos puede proporcionar el Rebirthing están:
la claridad mental, la eliminación de patrones negativos limitantes, adquirir una gran paz interior, mejora en las relaciones,  mejor manejo de los desafíos de la vida profesional y personal, mejora la salud y el estado de ánimo.
       Mediante el Rebirthing podemos liberar conflictos, dolores, miedos, inseguridades, baja autoestima, ansiedades o cualquier limitación.
         El Rebirthing no es una terapia propiamente dicha, no cura enfermedades, pero con frecuencia se dan casos en los que se han resuelto de forma espontanea afecciones tales como jaquecas, dolores de espalda, enfermedades respiratorias e incluso depresiones profundas.

Mi experiencia
Como apuntaba al principio, para mi el Rebirthing significó literalmente un verdadero Renacimiento en el que desperté a una realidad que siempre había estado delante de mis ojos pero que no veía. Años atrás un amigo me habló por primera vez de Rebirthing, pero no le presté más atención que la que le prestaría a  algo curioso, a una técnica respiratoria más que por el momento a mi no me interesaba (ni siquiera se me hubiera ocurrido que alguna vez la practicaría). Aún no había llegado mi momento. Tiempo después fue Leonard Orr el que me dijo que igual que un maestro, el Rebirthing aparece en tu vida cuando estás preparado para la experiencia.
           Pasó el tiempo y aquello se olvidó. Yo seguí con mi vida tal y como la había conocido hasta entonces con sus momentos buenos y otros no tanto, hasta que después de estar casi dos años  sumido en una profunda crisis de la que no veía salida posible y en la que mi vida no tenía casi sentido, respirar me salvó.         Después de haber buscado y no encontrado solución a mi estado, un buen día me levanté de la cama y telefoneé a un amigo para preguntarle si conocía a algún renacedor y me dio el teléfono de una renacedora que justo esa semana llegaba a España desde Londres para dar varias sesiones. Inmediatamente llamé. Tenía la agenda completa, pero supongo que percibió mi estado al oírme la voz y me citó a primera hora de la mañana del día siguiente. Allí fui sin saber de que iba aquello del Renacimiento y sin expectativas claras. Mel – así se llamaba la renacedora, de origen brasileño – me entrevistó durante un buen rato y después me dio unas instrucciones sobre como tenía que respirar. Me tumbé en una colchoneta y estuve respirando durante una hora y media mas o menos. Cuando terminé le dije que quería otra sesión y me volvió a hacer un hueco para el día siguiente, con la condición de que no tomara nada para dormir (en aquella época me había acostumbrado a los somníferos). Acepté a regañadientes y salí de allí con una cierta relajación, pero aún me sentía confuso y dentro de un profundo pozo oscuro. Al día siguiente repetí y durante la sesión hubo momentos en los que noté como por momentos se me contracturaban las manos, los brazos y las piernas, entonces Mel me sugería cambiar el ritmo respiratorio y aquellas contracturas musculares se disolvían. Al terminar noté otra vez una agradable sensación relajante pero  me tuve que conformar con no volver  más porque Mel ya no tenía más hueco libre en su agenda. Ya había “conocido” lo que era el Rebirthing, pero tampoco me había solucionado gran cosa. Entonces el Universo me tendió una mano (eso pienso ahora) y a última hora de la mañana me llamó Mel para ofrecerme un hueco que se le había quedado libre por una reserva anulada. Ni me lo pensé, allí iba a estar de nuevo, tumbado y respirando. Llegué temprano, 8 de la mañana, y como ya habíamos hablado bastante los dos primeros días, el preámbulo fue corto. A los pocos minutos ya estaba otra vez tumbado y respirando. Respiraba al principio suavemente para pasar después a un ritmo más enérgico, hasta que llegó un momento en que sentí como si todo el cuerpo me respirara. No sé cuanto tiempo estuve así hasta que de pronto me invadió una gran tristeza y soledad a la vez que comencé a llorar. Lloré y lloré, durante lo que para mi fue una eternidad hasta que oí la voz de Mel que me decía “Eres inocente,…eres inocente”, y poco a poco me fue invadiendo una sensación de calor, ingravidez, alegría, paz y  Amor, aunque al estado en el que me encontraba no sabría darle nombre. Mis ojos permanecían cerrados, pero podía ver un cielo estrellado y yo me sentía flotando en ese espacio. Empezó a sonar el mantra “Om Namah Shivaya” muy bajito y así me quedé un rato, no se cuanto tiempo pasó. Cuando por fin abrí los ojos, sequé mis lagrimas, que ya eran de alegría y vi los ojos de Mel mirándome y sonriendo, para mi era como si viera un ángel. Me dijo que me levantara y me acompañó al cuarto de baño para que me mirara en el espejo. Aquello fue muy impactante, porque me costó reconocerme. Mi cara, mis ojos habían estado escondidos durante años tras un muro de culpabilidad, rencor  y autodestrucción y ahora estaban ahí relajados, pacíficos, diciéndome que todo estaba bien, que no pasaba nada y que se había terminado el sufrimiento. Me despedí de Mel, salí a la calle y aquello iba a más: tuve que mirar varias veces a unas macetas con geranios y restregarme los ojos, porque veía una especie de aura alrededor de las flores y las hojas, pero al cruzarme con la gente por la calle me ocurrió lo mismo, veía como un aura alrededor de cada persona. Era como si hubiera tomado LSD o algo parecido. Pero lo que había hecho era ¡RESPIRAR durante un par de horas! Estaba por el centro de Sevilla, por la plaza de San Pedro y sinceramente, al ver a las personas, cada una con su mundo, el tráfico en las calles, las caras preocupadas, me daban ganas de gritar: ¡Todo está bien! ¡No pasa nada! ¡La vida es maravillosa! Pero me contuve, me sentía uno con todo, sonreía, porque mi sensación era que todo esto que veía y sentía lo había tenido delante de mis narices todo el tiempo y no lo había visto. Era una gran ironía, una gran broma y quería hacer partícipes a todos de aquello que yo estaba viviendo. Quería decirles que sus preocupaciones, sus miedos no eran reales, que eran un producto ilusorio. Cuando llegué a casa los primeros que notaron mi cambio fueron mis hijos, que habían sobrellevado durante mucho tiempo el estar con un padre depresivo, aunque no encontraba palabras para explicarles lo que había experimentado. El primer sorprendido era yo. De pronto me entró una gran curiosidad por saber que es lo que me había pasado, tanto es así que comencé una búsqueda incansable para que mi yo racional encontrara una respuesta a mi metamorfosis. Conocí el Curso de Milagros, devoré libros, asistí a decenas de talleres de crecimiento, como los que híce con Leonar Orr y con la que se conoce como co-fundadora del Rebirthing, Sondra Ray y a los que pude mostrarles mi eterno agradecimiento por haberme posibilitado conocer esta maravillosa técnica.
Ese estado, que más tarde pude identificar como una experiencia mística o más concretamente, una experiencia transformadora y estructurante de uno mismo, se consigue mediante el Rebirthing, pero también con otras técnicas catárticas y que se orientan hacia el desarrollo de la conciencia reflexiva (¿Quién soy yo?), de la conciencia sobre el mundo (¿Porqué me relaciono así con los demás?) y para favorecer el encuentro con nuestros limites existenciales (¿Qué sentido tiene mi vida?).  Es lo que el antropólogo Josep María Ferigcla llama Experiencia Activadora de Estructuras, que él abrevia con el acrónimo exaces. Durante el tiempo que duró la catársis tuve momentos de angustia, miedo, tristeza y dolor, todos ellos producto de la desestructuración de mi ego y su cadena de valores con sus apegos y ataduras. Es un tránsito que hay que afrontar y realizar para trascender un sistema que se ha ido organizando desde el momento mismo de nuestra concepción. 
Para mi cambió todo, pero a la vez no cambió nada. Quiero decir que lo que cambié fue el punto de vista desde el que a partir de entonces observé el mundo, cambiaron mis creencias, o más bien, se me disolvieron las creencias limitantes de culpabilidad, escasez y miedo y me acepté a mi mismo tal y como soy, tomando conciencia de ello y a partir de ello, trabajando para despojarme de toda la artificiosidad que la educación y las presiones sociales, familiares y culturales han ido incrustando en mi esencia. El camino no es fácil, pero es el único posible si mi deseo es sentir que vivo la Vida despierto y consciente, lo demás es para mi vegetar y pasar por este planeta sin haber aprendido nada. Esta claro que creamos lo que creemos.
 Para terminar debo señalar que este estado me duró un par de meses durante los cuales dormía tan solo unas tres o cuatro horas diarias  pero estaba todo el día pletórico de energía y a diario iba tomando conciencia de mis reacciones automáticas, de mis mecanismos de defensa y de mis dependencias. Esto me permitió desvelar muchos filtros y creencias que distorsionaban cualquier visión objetiva que pudiera tener de mi. 
Poco a poco fui tomando contacto con lo cotidiano pero sabiendo que tenía que redirigir mi vida, habia "renacido" y desde ese momento la manera de encauzarla era buscando mi esencia. La transformación que sufrí fue enorme, pero el peso de lo mundano con sus rutinas y costumbres adquiridas es aún mayor, por lo que si decidía afrontar la existencia desde un estado que se puede llamar "más atento, más consciente", tenía que estar alerta y adquirir una cierta disciplina diaria para volver al silencio interior. Aprendí a meditar y comencé a practicar yoga y poco a poco cambié por completo mis hábitos. Dejé cosas atrás y le di la bienvenida a muchas otras. 
Se abrió ante mi un grandioso universo de herramientas de sanación, algunas de las cuales sigo usando hoy día y por supuesto, conociendo ya las posibilidades sanadoras del Rebirthing no dudé en hacer las diez sesiones pertinentes, ya con otro renacedor, y desde entonces lo practico en casa con regularidad. Y por supuesto lo aplico a muchos clientes o consultantes que así me lo solicitan o a los cuales considero que les puede resultar beneficioso.