lunes, 11 de enero de 2016

Saludando al nuevo año

Un nuevo año comienza, nuevos propósitos de cambios personales, buenas intenciones ¿Es todo esto real o solo forma parte de una tradición, de una costumbre que se nos ha conformado desde pequeños y de la que de alguna manera no podemos escapar y así nos deja conformes para acometer con ilusión un nuevo periodo? Los buenos comienzos siempre se cogen con ganas, pero debemos ser conscientes de que de verdad esos comienzos sean los de algo verdaderamente nuevo y supongan un verdadero cambio en nosotros. Para que algo realmente nuevo se cree, debe ocurrir en uno mismo una verdadera transformación. De lo contrario estamos alimentando la estrategia de pretender que algo cambie para que no cambie nada, porque las artimañas del ego son infinitas. No hay cambio sin transformación interior.
¿Que sentido tiene comenzar el año haciendo deporte, dejando de fumar, iniciando esa actividad que tantas ganas teníamos de hacer si antes de que llegue el final del mes de Enero ya hemos claudicado en su realización? Si, las intenciones son buenas, pero con eso no basta. Cuando de uno se trata, todo tiene que partir de uno, quiero decir que si las intenciones no parten de un trabajo de interiorización intima, es difícil que cualquier propósito cuaje, porque estará basado en la ilusión, no en la convicción de que queremos cambiar de verdad. 
En Biopsicointegración te proponemos que partas de pequeños momentos de silencio contigo mismo. Para ello la meditación es casi prescriptiva, pero aquí nos encontramos con el primer escollo: meditar a diario requiere una disciplina y nos podemos encontrar con el mismo problema que queremos evitar. Para ello te propongo iniciar una practica "light" de cinco minutos de silencio, sentado, atento a la respiración, solo cinco minutos. A los tres o cuatro días de haber conseguido una sentada diaria de cinco minutos en silencio y solo si nos sentimos capaces de hacerlo, ampliaremos a diez minutos. Es mucho más importante la constancia diaria que el tiempo que permanezcamos sentados. Una vez que has conseguido una regularidad, este logro ya te va a servir de acicate para tareas más ambiciosas. No menosprecies estar sentado en silencio un rato cada día. Tu ego es lo primero que va a hacer, quitarle importancia: esto es una tontería, no tengo tiempo, con esto no consigo nada, me aburro, voy a ver la tele, tengo trabajo...cualquier excusa es buena para dejarlo. Es normal ya que el ego siente intranqulidad cuando prevee que lo vas a ignorar, pero hazle saber que de momento solo son unos minutos, que así el descansa. Es una artimaña, pero úsala al principio para adquirir el hábito, ya habrá tiempo de que el testigo (tu esencia) sea reconocido. 
Continuará en una próxima entrada.....